Eso sí que no

Hace unos días tuve que pasar por una reunión familiar de esas que todos odiamos, porque, para qué nos vamos a engañar: todos tenemos gente en la familia a la que odiamos, y en esas reuniones sacamos nuestra más hipócrita de las sonrisas para hacer que todos nos queremos mucho, vemos a primos que ni sabíamos que teníamos, y si se sale a comer fuera, pues hasta hay peleas por pagar la cuenta y quedar mejor que cualquiera de los cuñados allí presentes. Por supuesto, en esas reuniones priman las conversaciones estúpidamente heterocentristas: que si el fútbol, que si tienes novia y gilipolleces de tal calibre que uno desea que en cualquier momento el suelo se abra y surjan de entre las entrañas de la tierra los Village People. Por ese trance tuve que pasar yo hace unos días. Fue francamente horrible. A todas estas, una de mis queridas primas, haciéndose la moderna dijo que hace unos días tuvo que ir a un bar de lesbianas a buscar a una amiga, y que nada más entrar varias lesbianas le tocaron el culo. Vaya, mi prima debe ser irresistible para el sexo femenino, pensé yo para mis adentros. En seguida vino mi madre a sacarla del apuro, pero metió más la pata: me miró fijamente y me dijo “pero eso será una casualidad no? Porque las lesbianas no se comportan así”. Yo no sabía donde meterme y no veía el momento de levantarme de aquella mesa. Mi madre enseguida se apresuró también para exclamar que últimamente había conocido a “muchas chicas homosexuales” y que eran todas unas estupendas personas. Se ve que no ha conocido a Noemí Ungría.

Pero lo peor estaba por llegar. Me comunican que iba a hacer acto de presencia el primo de una amiga de mi madre... que es maricón y residente en México. Por lo bajini y sin que el resto de los presentes se enteraran me dicen que si hacía el favor de hacer una lista de bares de ambiente porque el pobre, aquí estaba bastante desorientado. Así que bueno, no me costaba nada e hice la lista. A la media hora aparece el individuo en cuestión.

Con una pinta de ser bastante corto y con mucha torpeza me pregunta delante de todos los asistentes por saunas gays y zonas de cruising... la leche. Explica delante de tu madre lo que es una zona de cruising y de lo que entienden las maricas por una sauna. No sé cómo pero conseguí escurrir el bulto, acabar la conversación y ausentarme. Claro, que tampoco pude evitar partirme el culo cuando me preguntó qué había sido de Aída Nizar... Con qué alegría llegué a casa, me puse a la Mónica Naranjo y a mariconear a gusto. Pero lo último que iba a pensar yo, es que me iban a llamar tanto mi madre como su amiga para hacerme una encerrona: mañana, noche de Halloween he de llevar al individuo por discotecas de ambiente. Y claro, ha sido una encerrona y no ha habido manera de decir que no. Sí que promete ser un Halloween realmente terrorífico. Y hay algo aún peor. Quiere ir a una de las discotecas más famosas de estos lares, de las que ayer mismo tuve varias entradas gratis en la mano que no cogí porque no pensaba acudir... así que encima mañana me tocará pagar la entrada.

Encima mi madre me ha dicho que quiere acudir a alguno de esos locales, porque claro, alguno tiene fama entre esas odiosas y repugnantes despedidas de soltera ¿No tienen otro sitio las solteras donde ir a molestar? Yo, que llevo años peleando con mi madre por mi homosexualidez, ahora resulta que voy a verme con una madre mariliendre. Y eso sí que no ¿eh?